Todo inicia en el pueblo de La Tristeza, Nayarit. El mar-akame es don Francisco, hombre de gran sabiduría y sencillez. Es el guía espiritual de la comunidad. Sólo él puede ver al venado azul, Kauyumari, hermano mayor de los huicholes, y representante de los dioses. Es continuador de la tradición, "el costumbre", que con su fiel compañero Tetehuari, Dios del Fuego, conocen el destino de los huicholes.
Con don Francisco van los peyoteros, peregrinos, de su comunidad y del pueblo Salvador Allende. Todos se dirigen a Wirikuta.
Esta vez irán en camión hasta la entrada al desierto, y después caminarán varias horas para llegar al lugar sagrado a recolectar peyotes. Antiguamente todo el trayecto se hacía a pie.
En el grupo van dos niños con el rostro cubierto, requisito indispensable para quienes inician su primer viaje a Wirikuta.
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